Eliminar el azúcar de manera drástica puede provocar una serie de reacciones en el organismo. Sin el ingreso repentino de azúcar, el cuerpo puede experimentar sensaciones como cansancio, irritabilidad y ansiedad. Este cambio puede ser un reto, ya que el sistema está acostumbrado a un suministro constante de energía rápida proporcionada por los dulces.
Para facilitar esta transición y minimizar las reacciones indeseadas, se recomienda un enfoque gradual. Comenzar por reemplazar los productos azucarados con opciones más naturales como frutas, que contienen azúcares en estado natural junto con fibra, puede suavizar el proceso. Además, es útil mantenerse hidratado y optar por alimentos ricos en nutrientes que ayuden a estabilizar los niveles de energía.